Solo hace falta caminar por las
calles transitadas de tiendas de ropa para comprobar que cada vez las tallas de las mujeres son más
estrechas y pequeñas.
Cuando yo tenía 15 años, las
tallas que vestíamos eran exigentes y no podías estar gordita ni con un poco de
sobrepeso para lucir vestidos preciosos que cualquier mujer quisiera vestir por
lo menos una vez en su vida. Mis amigas y yo nos cuidábamos y hacíamos alguna
otra barbaridad creyéndonos que nos beneficiaba para no engordar.
Ahora mismo tengo 20 años, en los
últimos cinco años he hecho cosas que siempre me arrepentiré durante toda mi
vida. Desde no comer durante días, o comer solo una aceituna al día, de beber alcohol
con el estómago vacío a vomitar todo lo que he comido en una gran comilona como
una cena de nochebuena. Pensaba que era para mi propio beneficio y que me ayudaría
para mantener mi estupenda línea ante la mirada de los chicos y hombres que me
gustaban y se interesaran en mí. Aparte, todos los días hacia cuatro horas de
ejercicio intenso habiendo comido poquísimo o solo con un vaso de agua en mi
cuerpo.
Estuve ingresada en un centromédico especial de trastornos alimentarios en Barcelona y fueron los peores
días de mi vida. Mi tratamiento entre otras muchas cosas era volver a comer
poco a poco. Cada vez que veía la comida asomando por la puerta u oler la
comida de los pasillos. Pasaba todos los días, a la misma hora y cuatro veces
al día aborrecía y me daban ganas de castigarme o lesionar mi cuerpo porque
odiaba tal momento del día.
La gente con anorexia y bulimia
son personas bastante inteligentes. Pueden ser más picaros que cualquier otro médico
con años de experiencia en el tratamiento de este tipo de personas. Yo todos
los días intentaba escabullirme y engañar a los doctores o al personal médico
para poder hacer lo que yo quisiera. Unas veces, escondía la comida, otras
veces mentía a los médicos de que he comido un poco cuando en realidad lo he
tirado o lo he regalado a otro paciente entre otras muchos ejemplos de
picaresca dignos de exponerlo en un congreso.
Verme al espejo era algo horrible
para mí hasta el punto que me veía gorda o veía defectos en mi musculo donde no
lo hay. Era como un espejo mágico que solo estaba en mi mente.
Con el paso del tiempo me estuve
recuperando y cogiendo peso aunque tenía mis recaídas y hasta era violenta con
el resto de las personas. Pero sobre todo era violenta conmigo misma y había
veces que me autolesionaba con fuerza porque tenía ganas de morirme.
En la actualidad, ya estoy
totalmente recuperada, con mis 20 años ya vuelvo a ser feliz de nuevo, vivo la
vida, todos los días me sirvo mi comida
y me veo perfecta en el espejo.
Ahora, veo las tallas de ropa de
las mujeres y observo que cada vez son más pequeñas y estrechas y eso puede
llevar a traumas, no solo en mujeres, sino también está apareciendo en los
hombres. Por eso ando luchando todos los días para crear una lista de tallas
estándar para que la talla no cambie entre una marca y otra y así tengamos un
reglamento legal para las tallas de ropa tanto de hombres y mujeres.
En esta lucha me están
acompañando muchas personas y asociaciones y esperemos que podamos ver buenos
resultados muy pronto y así ayudar a otras muchas personas que no necesitan y
nos necesitaran algún día.
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